De la primera hoja del capítulo introductorio del libro: "La vía. Para el futuro de la humanidad", de Edgar Morín (Paidós, Barcelona, 2011).
"...No sabemos lo que pasa y eso es lo que pasa", escribe Ortega y Gasset.
Simpre hay, en efecto, una distancia entre el acontecimiento y la concuencia de su significado; el conocimiento se retrasa respecto a lo inmediato: 'El ave de Minerva (de la Razón) levanta vuelo al crepúsculo' (Hegel).
El presente sólo es perceptible en su superficie. Está minado en profundidad por fuerzas subterráneas, por corrientes invisibles bajo un suelo aparentemente firme y sólido.
Además, el conocimiento se ve desbordado por la rapidez de los cambios contemporáneos, y por la complejidad propia de la globalización. Se dan innumerables inter-retro-acciones entre procesos extremadamente diversos (económicos, sociales, demográficos, políticos, ideológicos, religiosos, etc.).
Finalmente, nosotros, los habitantes del mundo occidental u occidentalizado, sufrimos, sin ser conscientes de ello, dos tipos de carencias cognitivas:
- la ceguera propia de un modo de conocimiento que, al compartimentar los saberes, desintegra los problemas fundamentales y globales que exigen un conocimiento interdisciplinar;
- el occidentalocentralismo, que nos coloca en el trono de la racionalidad y nos da la ilusión de poseer lo universal.
Por lo tanto, no es sólo nuestra ignorancia, también es nuestro conocimiento lo que nos ciega..."
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