Me he topado con un análisis de Juan Carlos Barajas, titulado: "Ensayo breve sobre la estupidez" ((ver)).
Supremo!
Sin perjuicio de recomendar su lectura directa, voy a proponer una síntesis de los --para mí-- principales aspectos tratados.
I.- El A. presenta su visión de la estupidez en función de su referencia a Cipolla.
"...los estúpidos constituyen un grupo social no organizado más poderoso que la Mafia o el complejo industrial militar o que esos grupos 'conspiranoicos' que dicen que existen y que tiran de los hilos de los destinos del mundo. Carece de estructura conocida, pero está guiado por una mano invisible que consigue que cada uno de sus miembros contribuya poderosamente con los fines no perseguidos de esa no organización, que son básicamente: impedir el crecimiento del bienestar y de la felicidad en las sociedades humanas".
Y propone clasificar la estupidez en tres tipos: instantánea, carencial y general.
- Estupidez instantánea: Reacción estúpida ante un estímulo externo, temporal y generalmente tolerada.
- Estupidez carencial: Actuación irracional debido a puntos débiles psicológicos, deficiencias educativas o complejos no resueltos, predecible y personal.
- Estupidez general: Estupidez integral, la esencia misma de mentes descarriadas, es constante, cansina, impredecible y peligrosa.
II.- A la vez, cita las cinco Leyes Fundamentales de la Estupidez Humana, de Carlo Maria Cipolla:
- Siempre se subestima el número de individuos estúpidos.
- La probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica.
- Una persona es estúpida si causa daño a otros sin obtener ganancia personal, o incluso causándose daño a sí misma.
- Las personas no-estúpidas subestiman el potencial dañino de la gente estúpida.
- Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa.
III.- Luego, explica el "poder" de la estupidez:
- Los estúpidos son peligrosos, porque su comportamiento es difícil de imaginar y entender.
- La conducta del estúpido es caprichosa, aleatoria e impredecible.
- No tienen autoconciencia de su estupidez ni remordimientos.
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Por lo anterior, quiero traer a colación el recuerdo otra nota publicada el 23 de octubre de 1987 en La Nación, titulada: "La viveza, entre la inteligencia y la estupidez", escrita por Marco Denevi ((ver))(#). Pues, la entiendo muy representativa y siempre actual sumándola al contexto de la primera referencia de Barajas-Cipolla.
En síntesis, Denevi describe, v.g., lo siguiente:
- Estúpido es el hombre que permanece entrampado por un problema sin atinar con la salida; el verbo "stupere" significa quedarse quieto, inmóvil, paralizado. Las dos únicas reacciones del estúpido serán la resignación o la violencia: Dos falsas salidas, dos fracasos.
- Salvo casos patológicos, todos somos inteligentes frente a un tipo de problemas, y estúpidos respecto a otros tipos de problemas.
- Pero nuestra inteligencia y nuestra estupidez no dependen de nuestra moral. Hay inteligentes moralmente canallas, y hay estúpidos moralmente intachables.
- Con alguna frecuencia, la realidad nos pone, de momento, mentalmente paralíticos. Es cuando decimos que estamos estupefactos, lo cual significa "estar hechos unos estúpidos". La inteligencia, si la tenemos, vendrá a rescatarnos de esa pasajera estupidez.
- Situada a mitad de camino entre la inteligencia y la estupidez, está la "viveza", capaz de producir acciones en cualquier dirección, excepto hacia la salida del problema.
- La viveza es la habilidad mental para manejar los efectos de un problema sin resolverlo.
- El vivo se mueve mentalmente en procura de cómo eludir los efectos de los problemas, cómo volverlos beneficiosos para el, o lo peor de todo, como desviarlos en perjuicio de un tercero ((ver))((ver)). Entonces se conecta imprescindible e irrenunciablemente con la moral ((ver)).
- Sin el concurso del egoísmo, no resulta posible ser vivo, y para echarle el fardo al prójimo sin que este se resista, es menester cierto grado de inescrupulosidad, y hace falta practicar algún genero de fraude, siquiera verbal.
- Observado durante un corto plazo, el vivo da la impresión de haber obtenido el éxito, de ser inteligente: se desplaza entre los problemas sin padecer las consecuencias, o mejor aun, sacándoles provecho. Pero el flujo de los efectos del problema es ininterrumpido, por lo que el vivo no puede entregarse a los ocios y recesos de la inteligencia. De ahí que se los puede calificar de "despiertos". Aparentan una brillantez mental que engaña a las miradas superficiales.
- El inteligente, como esta armando sus estrategias para resolver el problema, parece amodorrado y en comparación con el vivo, un tanto estúpido. Cuanto mas complejo sea el problema, mas exigirá al inteligente paciencia y esfuerzo, mas lo someterá al silencioso y tedioso análisis critico, y al repaso constante de sus conocimientos.
- La viveza no puede permitirse estas demoras. Los efectos prácticos del problema no esperan mucho tiempo para hacerse sentir, de modo que el vivo esta obligado a la rapidez, y consecuentemente a la improvisación de sus métodos, generalmente empíricos. Otra vez el inteligente en comparación con el vivo parecerá lento y hasta torpe.